Después de sufrir un infarto, el paciente suele plantearse algunas preguntas y temores sobre su vida sexual. Para encontrar soluciones positivas es necesario despojarse de todos los tabúes o de la vergüenza que se pueda experimentar al consultar estos temas con el médico.
Los miedos y ansiedades que surgen con más frecuencia respecto a la vida sexual se refieren al esfuerzo físico que la actividad requiere, ya que el paciente suele tener miedo a que el acto sexual suponga un riesgo importante para su corazón. Para tranquilidad de los pacientes, hay que decir que está demostrado que los gastos energéticos durante el acto sexual son similares a los que genera subir dos pisos de escaleras. La frecuencia cardiaca del acto sexual es inferior a la que se produce durante otras actividades normales de la vida cotidiana, y el esfuerzo físico que precisa se podría calificar de moderado, lo que en principio no traería ninguna complicación.
Se recomienda reanudar las relaciones sexuales luego de un entrenamiento físico adecuado (rehabilitación cardiaca) y allí evaluar la capacidad física, los síntomas durante el ejercicio y la tolerancia a actividades moderadas. En ausencia de síntomas, no hay ninguna contraindicación para las relaciones sexuales. Específicamente en los hombres, en caso de requerir medicamentos para mejorar la función eréctil, siempre debe consultarlo con su cardiólogo para la autorización.
Es común sentir miedo a morir durante la actividad sexual luego de tener un infarto, sin embargo, los casos de fallecimiento ocurren un porcentaje muy bajo. En un estudio de casi 6000 casos de muerte repentina por causas no traumáticas, solo 34 de ellos fueron por causa cardiaca y se produjeron durante el acto sexual; 27 de estos casos, la persona fallecida estaba realizando el acto sexual con una pareja distinta de la habitual, influyendo factores como el nerviosismo, mayor excitación, sentimiento de culpa, la necesidad de quedar bien y el uso de medicamentos para mejorar la potencia sexual.
Un problema detectado frecuentemente son los estados de impotencia y frigidez; ambos pueden estar motivados por el tipo de tratamiento farmacológico, por alteraciones psicológicas provocadas por la enfermedad cardiaca y el temor; es importante el control de los factores de riesgo, de las comorbilidades y consultar siempre con tu médico para evaluar causas que se puedan intervenir.
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